miércoles, 18 de enero de 2017

Este jueves a las 15, todos al Obelisco

Marcha del Obelisco al Ministerio de Trabajo

            ¡Por la victoria de los compañeros de AGR-Clarín!






En una conferencia de prensa realizada en las puertas de la fábrica AGR-Clarín se anunció la realización de una gran movilización el jueves 19 a las 15 horas desde el Obelisco al Ministerio de Trabajo de la calle Alem. Ese mismo jueves se realizará el paro gráfico en repudio al lock out patronal del grupo Clarín, el primero a realizarse en 30 años y que la lista Naranja Grafica, expresión del clasismo en el gremio, garantizará con piquetes en las plantas gráficas. También anunciaron los obreros un festival  artístico a realizarse el viernes 20 en la puerta de fábrica, a la vez que señalaron que los familiares y las esposas de los obreros están conformando una Comisión de apoyo a la lucha. Los trabajadores de AGR-Clarín reclamaron que la CGT convoque a un paro general en repudio al lock out patronal y los despidos y llamaron a los trabajadores organizados de toda fábrica, empresa o repartición a enviar representantes a la fábrica, sita en Corrales y Del Barco Centenera, en el barrio de Pompeya, en la ciudad de Buenos Aires.
 
Pablo Viñas, secretario general de la comisión interna de AGR-Clarín, rodeado de sus compañeros de trabajo, se dirigió a los medios y manifestantes presentes de esta manera:
 
“Saludamos a los compañeros periodistas que están peleando para romper el  bloqueo informativo por el que está presionando el grupo Clarín. Nuestro agradecimiento también a todos los que a través de las redes sociales lograron que estas exploten, logrando que toda la población se entere que AGR-Clarín está en lucha, que enfrentamos una represión policial salvaje y que no vamos a dejar de  luchar hasta obtener la reincorporación de todos los compañeros.
 
Estamos enfrentando una medida de fuerza del  grupo Clarín, estamos frente  a un lock out ofensivo.  Acá no es que hicimos paro: nos presentamos los trabajadores el lunes a trabajar y nos encontramos con que dicen que la empresa cerró, que la gerencia se fue, que vaciaron la administración de computadores. El que instala una medida de fuerza es Clarín, los trabajadores reclamamos que se retome la producción y que se termine con este lock out patronal que no tiene ningún motivo económico real. Estamos ante despidos ilegales: por ley si la empresa quiere despedir al 15 % de los empleados está obligada a realizar un procedimiento ante el Ministerio de Trabajo.
 
Cerraron la planta y despidieron a todos los compañeros, nos quieren dejar a todos en la calle por organizarnos, por defender  nuestro convenio colectivo. Es una falacia total la crisis de Clarín. No hay ninguna crisis. Los trabajadores dicen que están tapados de trabajo y Clarín dice que hay crisis. Pero hemos presentado las pruebas de que es una falacia, en cambio la empresa no presentó nada demostrando nada. Estamos ante despidos c ompletamente ilegales.  
 
Estamos reclamando que Clarín se adecúe a la ley y que el Ministerio se adecúe a la ley y que se reincorpore a todos los trabajadores y se retome la producción en Artes Graficas Rioplateneses.
 
No hay crisis. En esta planta está la rotativa 3026, que es una rotativa de las más poderosas de América Latina. No estuvo parada en todo el año ni en toda la década. No hay crisis. Todas las revistas se están haciendo afuera  en talleres en el interior, en talleres en negro, en talleres en Santa Fe y no sabemos en cuántos lugares más. Por eso convocamos a todos nuestros compañeros graficos de capital, del Gran Buenos Aires, del interior y en particular a nuestros compañeros de Artes Gráficas del Litoral de Santa Fe a no hacer ningún folleto , ninguna guía, ningún manual hasta que este lock out no se quiebre y lo lograremos con la unidad de los trabajadores de adentro y los que están afueras apoyándonos”.
 
En ese momento, los obreros leyeron el enorme listado de trabajos que se realizan en la planta de Pompeya, lo que demuestra la inexistencia de la crisis que aduce la patronal de Clarín. Luego, Viñas continuó:
 
“Queremos desmentir las falsedades del grupo Clarín que publicó en su diario. No es una nota periodística: se trata de un comunicado de la empresa en el que nos dicen violentos. No, los violentos son ellos que nos dejaron sin trabajo, sin cobertura médica cuando tenemos compañeros que están en tratramiento médico, en muchos casos graves. Nos mandó a la policía que les pegó a nuestras mujeres y nuestros hijos en  la puerta. Nosotros somos trabajadores que queremos trabajar.
 
Clarín dice que Artes Gráficas Rioplatenses es un complejo industrial, pero el único establecimiento que se llama AGR es este. Dicen que nos echan a todos para salvar los puestos de trabajo. No sean caraduras. Le decimos a la población que ocupamos la planta para defender nuestros puestos de trabajo.
 
Clarín quiere relacionarnos con el anterior gobierno. Esta comsión interna y el conjunto de la asamblea de los trabajadores ha mantenido una posición independiente de cualquier posición patronal. En la lucha entre el anterior gobierno y Clarín declaramos que no estábamos con ninguna posición patronal y que estamos en contra de cualquier ataque a los trabajadores ya venga del gobierno o los patrones. Este es un colectivo obrero independiente  de cualquier variante patronal.
 
(Extraído de Prensa Obrera digital, 18/1

AGR-Clarín: "No nos van a doblegar"


                                         Pablo Viñas, delegado de AGR-Clarín



Luego de la represión, los obreros gráficos de la planta de AGR-Clarín informaron a los medios de comunicación cómo sigue el conflicto. Compartimos las declaraciones del Secretario General de la Comisión Interna, Pablo Viñas.
 
“Nos han tirado balazos de gomas, han reprimido con gases y agua caliente a nuestras familias, tenemos compañeros baleados”, dijo el dirigente clasista, acompañado de uno de los obreros víctimas de la represión de la Policía Federal, quien declaró “nos tiraron a la cabeza por defender a nuestros puestos de trabajo”.  
 
“Tienen que ir a buscar a la patronal de Clarín para que reabra de inmediato esta fábrica, porque el despido es ilegal, hoy se lo hemos dicho en el Ministerio de Trabajo” continuó Viñas, quien participó este mediodía de la audiencia que tuvo lugar en esa cartera, frente a los casi 400 despidos en la planta gráfica. Al respecto informó “por ahora no hay siquiera una conciliación obligatoria  que le ordene a la patronal que reabra las puertas de la fábrica”.
 
Y continuó: “la señora Secretaria de Relaciones de Trabajo nos dijo “esto me excede”, entonces señora renuncie, ¡que Triacca renuncie si los excede! sino pueden tomar una medida para que Clarín cumpla la ley. Porque la ley dice que si una empresa de esta magnitud quiere despedir más del 15% de la planta tiene que iniciar un procedimiento preventivo de crisis, acá no hay concurso, no hay nada, son despidos ilegales de una empresa que está tapada de trabajo y que lo que quiere es barrer con nuestra organización, barrer con nuestra unidad, para despedirnos, reventar el Convenio Colectivo y tomar trabajadores precarizados”.
 
Mientras mostraba los casquillos de las balas de goma que se utilizaron durante la represión, Pablo Viñas caracterizó “Así defiende este gobierno el trabajo, defiende el trabajo en negro, porque esta patronal está tercerizando en talleres en negro, tal como lo dejamos por escrito en el Ministerio de Trabajo”, AGR-Clarín imprimía numerosas revistas y estaba trabajando al máximo cuando de manera intempestiva anotició a los trabajadores que cerraba la planta.
 
Los trabajadores y la Comisión Interna permanecerán con la ocupación de la planta y la permanencia en los portones en defensa de los puestos de trabajo. “Vamos a seguir peleando con todos nuestros compañeros, con los que están afuera y los que están adentro,  reclamando todos por nuestros puestos de trabajo. No nos van a doblegar”, sentenció el dirigente sindical.

(Extraído de Prensa Obrera digital del 17/1

lunes, 16 de enero de 2017

Si veinte años no es nada… preguntale a “Libba” Cotten

Cantante, compositora, guitarrista. Elizabeth Cotten (1892-1987) -creadora de la clásica canción "Tren de carga". Canción que hará en concierto por primera vez a los 67 años y por el que ganó un premio Grammy en 1985 a los 93 años. Una deslumbrante historia donde los años son lo de menos.




por Ricardo Lusso


El viaje nos lleva a Carolina del Norte, a un pueblo llamado Chapel Hill. Allí residen actualmente unos 57.000 habitantes, está la sede de la universidad estatal del mismo nombre -fundada en 1851- y su calle principal, para variar, se llama Benjamín Frankin. Lugar de ideas progresistas, tradicionalmente demócrata, con una población predominantemente blanca.  Fue el primer pueblo, en 1967, en implementar escuelas primarias “integradas” a las que podían asistir niños blancos y negros. En 1968 fue electo en Chapel Hill el primer alcalde afroamericano de la historia de los Estados Unidos: Howard Lee. También la política demócrata atraviesa las calles de esta pequeña ciudad. Un ignoto senador, John Reid Edwards, nacido en ella, fue candidato a vicepresidente de John Kerry en las elecciones del 2004 y el mismo Edwards compitió en la interna demócrata de 2008, que ganó Barack Obama. De Chapel Hill es también el republicano Lloyd “Pat” McCrory, gobernador del Estado hasta diciembre del año pasado, cuando perdió contra el demócrata Roy Cooper.
También nació en Chapel Hill, aunque no se sabe muy bien en qué día de qué año, Elizabeth “Libba” Cotten, que llegó a ser una de las mujeres más famosas de los Estados Unidos, un ícono de la música blues/folk  norteamericana. Alguno de sus cinco hermanos dicen que respiró su primer aire allá por el invierno de 1892; otros no acuerdan, y ubican su natalicio en el verano de 1893 o de 1895. Lo cierto es que no existen actas de inscripción en ningún registro hasta varios años después de su nacimiento. Para darse una idea: el primer censo oficial en ese pueblo es de 1951. Se registraban entonces 7.152 habitantes.
Elizabeth transcurrió su niñez entre guitarras, cantos de góspel de la iglesia bautista del lugar y trenes, muchos trenes que veía pasar a lo lejos, entre las lomadas del verde y boscoso paisaje de Carolina del Norte. Allí, junto a sus hermanos,  aprendería a tocar el banjo y la guitarra. Era un aprendizaje casi clandestino, porque una niña negra y pobre estaba signada a seguir los preceptos canónicos de la santa iglesia y los juicios de la sociedad blanca católica.
De todos modos, la música y esos años de infancia la marcaron para siempre; es decir, para el resto de su vida.
Elizabeth Cotten Nevills, así se llamaba, se ganaba la vida entre los 12 y los 15 años como empleada doméstica con un salario mensual que no superaba un dólar, suficiente para después de mucho tiempo de ahorros comprarse su primer guitarra por 3,75 dólares.
En el invierno de 1910, con las últimas nevadas y las copas de los árboles despojadas completamente de hojas, con un manto blanco que cubría las estrechas calles de adoquines del Chapel Hill, Elizabeth se casó con Frank. Tenía 15 años. De ese matrimonio nació una hija, a la que llamaron Lillie, cuando Elizabeth tenía 16 años.
El oficio de comerciante de su marido hizo que su vida se desarrollara  entre Chapel Hill, Washington y Nueva York. Finalmente Frank decidió quedarse en Nueva York y allí instalaron un negocio con local a la calle –una tienda de muebles- y vivienda. Durante este tiempo Elizabeth llevó a cabo una serie de trabajos ocasionales, principalmente trabajadora doméstica. Allí crió a su niña mientras asistía a su marido en la tienda y limpiaba casas ajenas. La música fue la gran ausente en ese periodo de su vida. El matrimonio duró 20 años. Tan pronto como su hija se casó, Elizabeth y Frank Cotten se divorciaron. Ella se trasladó a Washington y allí vivió con su hija y su yerno.
Elizabeth era muy delgada, de voz suave. El trabajo con su ex marido le había dado la facilidad del comerciante. Pronto consiguió un puesto de vendedora en la casa de muñecas de las populares tiendas Lansburgh. Ahí su vida transcurrió durante varios años sin muchos sobresaltos. En su vida doméstica, sus dotes musicales hacían el disfrute de su hija, su yerno y, ahora, sus nietos.
Fue un sábado. La tienda estaba abarrotada de gente y Elizabeth trajinaba con las ventas, los empaquetamientos y el bullicio; niñas y niños en el local del quinto piso no dejaban distinguir nada entre esa maraña humana de consumo. Ese día su vida cambió.
Una clienta que había ido al lugar con sus dos hijas compró algunas muñecas. La mujer era Ruth Crawford Seeger, profesora de música y compositora de canciones populares infantiles, de buena fama en el ambiente de música comercial; su marido, Charles Seeger, también era un musicólogo conocido. En la confusión, mientras  las muñecas eran empaquetadas, una de las niñas, Peggy Seeger, se alejó de su madre y su hermana. Se perdió. La desesperación abordó a los Seeger buscando a la pequeña Peggy. Luego de un buen rato, Elizabeth encontró a la niña perdida y la devolvió a su madre. Ruth siempre estuvo agradecida del feliz desenlace. La señora Seeger se sentía en deuda con la amable compositora y le ofreció trabajo como ama de llaves en la casa de su familia.
Elizabeth no era amiga de cambios bruscos, y llevó bastante tiempo convencerla para que aceptara el ofrecimiento. El matrimonio Seeger fue a buscarla varias veces antes de aquella decisión. Elizabeth, finalmente,  renunció a su puesto de ventas en Lansburgh y aceptó la oferta. En aquellos días de finales de los años 40 comenzó a  trabajar para los Seegers, con quienes  mantuvo una amistad de muchos años.
La primera vez que la señora Cotten llegó a casa de los Seeger no podía dejar de observar la cantidad de instrumentos musicales que la rodeaban. Un aire rejuvenecedor rondaba su cabeza. Se sentía plena, nuevamente, a sus casi 57 años. Tomó su lugar en una de las habitaciones de la casa y comenzó sus tareas.
La relación de Ruth y su ama de llaves era afable. Elizabeth se sentía a gusto en esa casa. En secreto se tomaba algunos momentos, cuando no había nadie en la sala de ensayos, y tocaba la guitarra como lo había aprendido de niña, el legendario rasgueo zurdo en una guitarra diseñada para diestros. “Libba”, como la llamaba la pequeña Peggy, tocaba la guitarra y el banjo con "dos dedos" y estilo de "tres dedos", que años más tarde fue su firma musical. El "estilo Cotten" ya sonaba secretamente dentro de la casa de los Seeger.
Un día, Libba fue invitada por Ruth a participar en la compilación de una selección de canciones populares para niños y en la enseñanza de sus propios hijos, Mike, Peggy y Penny, sobre música popular. Libba enseguida se sumó y aprendió junto con los niños. Elizabeth practicaba en la guitarra de Peggy cada vez que podía y cantó algunas canciones para acompañar la música, a menudo en la cocina y con la puerta cerrada. Un sábado, mientras los Seeger practicaban su música y cantaban juntos, Libba irrumpió en la sala y dijo que quería tocar la guitarra. Así, Los Seeger, por primera vez  escucharon Tren de carga en su propia casa.
La importancia y la posterior popularidad de ese tema se pueden remontar a su infancia en Chapel Hill. El tren de ferrocarril y la música. Uno de los mayores tributarios de Cotten, Ed Badeaux, dijo en una entrevista periodística: “Desde sus inicios (...) se convirtió en un símbolo de libertad y aventura para la gente común de América." De pequeña, Elizabeth y sus hermanos, a diferencia de los Seeger, se reunían a tocar la guitarra o el banjo, y componer sus propias canciones. Tren de carga fue compuesta íntegramente por ella misma. Uno de los Seeger, Mike, que bien conocía la historia, dijo alguna vez en el New York Times: “Se inspiró en gran medida por el paso del tren cerca de su casa durante su infancia”.
Cuando hacía diez años que Libba vivía con los Seeger ya era una más de la familia. Afinaba los instrumentos y participaba de algunas actuaciones locales junto a los jóvenes. Ella y Mike Seeger tocarían juntos en cafés y fiestas populares. Elizabeth, junto a Peegy Seeger, recorrió Europa en 1959. Allí, particularmente en Inglaterra, Tren de carga fue un éxito, pero inescrupulosos empresarios registraron la canción y fueron a litigio por los derechos de autor. Los tribunales laudaron a favor de Cotten.
En 1963, aquella canción se convertiría en una de las melodías más populares de los Estados Unidos.
A partir de 1957, a los 65 años de edad, hasta su muerte en 1987 a los 95 años, Elizabeth Cotten grabó seis álbumes. Su primer disco, Canciones populares y melodías Negras, fue grabado en 1957 para Folkways Records. Otros tres de sus álbumes más conocidos son Elizabeth Cotten, volumen II: Shake Sugaree (1967); Elizabeth Cotten volumen III: Cuando me haya ido (1975); y Elizabeth Cotten Live! (1983) por el que ganó un premio Grammy en 1985, cuando tenía 93 años.
Bien entrados los años 70 realizó una gira por Estados Unidos con el mismísimo Taj Mahal. Los últimos 20 años de su vida dio conciertos en  universidades, salas de música y fiestas populares a lo largo y ancho de los Estados Unidos, cuando ya era bisabuela.
También actuó en la televisión y visitó decenas de escuelas a nivel nacional, patrocinada por la Fundación Nacional para las Artes. 
En 1978 actuó en el Carnegie Hall de Nueva York, una de las salas de conciertos más prestigiosa del mundo. A los 90 años de edad comenzó una gira nacional. El recorrido se inició en Nueva York, donde abrió su recital con Mike Seeger. Era el año 1983 y todavía le quedaban varios más para mostrar su arte.
Como dijo Ed Badeaux: "Libba tenía la capacidad de expresar todo el patrimonio cultural acumulado en una mezcla de góspel, ragtime y blues, a través de su juego".
Ahora, a casi 30 años de su muerte, Libba sigue cantando. Vean si no:


Referencias:

Lecturas complementarias sobre Elizabeth Cotten
Baggelaar, Kristin, y Donald Milton, Folk Music: más que una canción, Crowell, 1976.
"Por la vida Estos 'Jóvenes' comienza en 80", en ébano, febrero de 1981, p. 62.
Harris, Sheldon, azules quién es quién, Da Capo Press, 1979.
Lanker, Brian, yo sueño Un Mundo, Stewart, Tabori y Chang, 1989, pp. 156-57.
Hitchcock, H. Wiley, y Stanley Sudie, el nuevo diccionario de la arboleda de la música americana, Macmillan Press, 1986, p. 515.
"Las mujeres ordinarios de la gracia: Temas del Sueño una exposición Fotografía del Mundo", en el US News & World Report, 13 de febrero de 1989, p. 55.
Sur, Eileen, Diccionario Biográfico de los músicos afro-americanos y africanos, Greenwood Press, 1982, pp. 85-86.
Lawless, Ray M., folksingers y canciones populares en América, 2ª edición, 1965, pp. 504, 682-683.
Silber, Irwin, y Fred Silber, Wordbook folksingers ', Oak Publications, p. 63.
"Blues con un sentimiento", en Guitarrista, noviembre de 1994, p. 152.
"Elizabeth Cotten a 90, más grande que la tradición", en el New York Times, 7 de enero de, 1983 9 de enero de 1983, 30 de Junio, de 1987.
"Elizabeth Cotten, 95, tomó nota de Folk Singer, Dies," en Jet, de agosto de 17 de 1987, p. 18.
Badeaux, Ed, "Por favor, no digas lo que estoy tren On", en Sing Out, septiembre de 1964, pp. 7-11.
"La vida comienza a los 71 años For NY doméstica," en Detroit Courier, 25 de de diciembre de 1967.
Kohn, Martin F., "La dama del tren de carga lleva sus canciones a la ciudad", en el Detroit Free Press, 21 de de marzo de., 1977
Gerrard, Alice, "Libba Cotten," en trastes 2, enero de 1980, pp. 26-29.
Reisner, Mel, "Maid gana el Grammy Por último," en The Indianapolis Star, 1 de septiembre de, de 1985.
Lane, Bill, "Pasado 80 y sigue cantando: Los octogenarios Sippie Wallace, Elizabeth Cotten, y Alberta Hunter no dejan Edad retenerlos", en SEPIA, de diciembre de 1980.