Contra un cadáver hediondo
por Alejandro Guerrero
“Desde el 4 de agosto
de 1914 la socialdemocracia alemana es un cadáver hediondo”;[1] con esta
máxima entrará el nombre de Rosa Luxemburgo en la historia del movimiento
obrero mundial. Mientras tanto, en el patio trasero del movimiento obrero, en
el estiércol, gallinas como Paul Levi,[2]
Scheidemann,[3]
Kautsky[4] y toda
su cuadrilla seguirán cacareando sobre los errores de la gran comunista. A cada
uno lo suyo”.
(Vladimir I. Lenin,
sobre la muerte de Rosa Luxemburgo)
Desde muy temprano Rosa Luxemburgo conoció la represión,
como que había nacido bajo la bota rusa en el Zarato de Polonia[5] el 5 de
marzo de 1871.
Su padre fue un comerciante en maderas, Eliasz Luxemburg, y
su madre Line Löweintein. Se trataba de una familia de polacos judíos, de modo
que desde muy pronto Rosa conoció el horror de los pogromos. Además, un defecto
de crecimiento y una dolencia en la cadera la dejaron con una renguera
permanente. Los pogromos no abundaban tanto en Varsovia, de modo que allí
marchó la familia en 1880 y Rosa ingresó en el liceo. Allí, a sus 15 años, se
incorporó a “Proletaria”, un partido polaco de izquierda que había sido fundado
en 1882. “Proletaria” fue trágicamente desbaratado poco después, durante una
huelga general: cuatro de sus dirigentes fueron condenados a muerte y otros se
reagruparon en la clandestinidad. Rosa se incorporó a uno de esos agrupamientos
clandestinos.
En 1887 se recibió de bachiller con notas sobresalientes,
pero debió huir a Suiza por una orden de captura contra ella. Comenzó a
estudiar en la universidad de Viena, donde se vinculó con Anatoli Lunacharsky —primer
Comisario de Instrucción Pública del gobierno bolchevique, fue un impulsor del
“arte proletario” y el “realismo socialista”; en 1933 se lo designó embajador
en España pero falleció antes de asumir el cargo— y a Leo Jogiches, un gran
organizador.
Mientras tanto, Rosa estudiaba en Viena filosofía, historia,
ciencias políticas, economía y matemática. Se especializó en teoría del Estado,
Edad Media y crisis económicas y de intercambio.
En 1893 Rosa y Jogiches fundaron el Partido Socialdemócrata
del Reino de Polonia (SKPD), más tarde Partido Socialdemócrata del Reino de
Polonia y Lituania (SDKPIL). Rosa y Jogiches tuvieron una relación amorosa que perduró
durante todas sus vidas, aunque nunca pudieron convivir. Jogiches fue, al igual
que Rosa, miembro fundador de la Liga Espartaquista luego de la ruptura de la
socialdemocracia alemana. Después del asesinato de su mujer, fue también él
asesinado en marzo de 1919 mientras investigaba los crímenes contra Rosa y
Liebknecht.
Ya llegaremos a los acontecimientos de 1919 que terminaron
con esos asesinatos. Adelantemos ahora que el levantamiento de enero de ese año
se hizo contra las posiciones de Luxemburgo, que de todos modos lo acompañó.
Aquella insurrección frustrada fue vencida por el ejército pero sobre todo por
los felkorps, una organización de
paramilitares reclutados por la República de Weimar después de la desmovilización
posterior a la guerra, con la complicidad abierta del Partido Socialdemócrata.
Centenares de militantes y activistas fueron encarcelados, torturados y
asesinados por aquel grupo de choque que empezaba a preparar la llegada de
Adolf Hitler.
Sí, eran un cadáver hediondo.
[1]
El 4 de agosto de 1914 comenzó la I Guerra Mundial, llamada entonces La Gran
Guerra, que involucró a casi todos los países de Europa en medio de una ola de
euforia, mezcla de patrioterismo y xenofobia, en todos ellos. Ese día, por
pedido del emperador Guillermo II, de la casa Hohenzollern, el Reichstag
(parlamento) alemán votó los créditos de guerra solicitados por el gobierno
para la inmediata movilización de las tropas. Todos los partidos votaron en
favor de esa demanda, incluidos los diputados del Partido Socialdemócrata de
Alemania (SPD), opuesto hasta entonces a la guerra por considerarla una matanza
de trabajadores en defensa de los intereses imperialistas de cada nación. Karl
Liebknetch, férreo opositor a la guerra, votó en favor de los créditos por
“disciplina partidaria”, cosa que Rosa Luxemburgo le reprochó en términos
durísimos. El PSD tenía entonces 1 millón de miembros. “El voto del 4 de agosto
ha quedado registrado como una de las experiencias trágicas de mi vida”, diría
Trotsky. Lenin añadió: “La II Internacional ha muerto, vencida por el
oportunismo”.
[2]
Paul Levi (1883-1930), dirigente del SPD y luego del Partido Comunista (KPD),
su líder desde el asesinato de Rosa Luxemburgo y Karl Liebknetch en enero de
1919. Expulsado del PC por hacer públicas sus tácticas, se integró al Partido
Socialdemócrata Independiente (USPD). Finalmente volvió al SPD cuando este
partido ya se había derechizado por completo.
[3]
Philipp Scheidemann (1865-1939), primer canciller de la República de Weimar que
determinó el principio del fin de la revolución alemana de 1918/1919. Diputado
desde 1903, fue el líder de la mayoría belicista del partido junto con
Friedrich Ebert. Cuando los socialdemócratas fueron incluidos en el gobierno
durante la regencia del príncipe Maximiliano de Baden en noviembre de 1918,
Scheidemann fue incluido como ministro sin cartera, en la práctica jefe de
gobierno. Días después, el 9 de noviembre, el príncipe dimitió y el nuevo
gobierno, conducido por Ebert, propuso instaurar una monarquía constitucional.
Entonces Scheidemann proclamó unilateralmente la República desde un balcón del
Reichstag, temeroso de que se produjera una insurrección de obreros y soldados
en Berlín.
[4]
Karl Kautsky (Praga, integrada entonces al poderoso imperio austro-húngaro,
1854; Ámsterdam, 1938). Destacado teórico marxista, volveremos a encontrarnos
con él varias veces en el curso de estas notas.
[5]
Zarato o reino de Polonia o Polonia rusa. Fue creado en 1815 por el Congreso de
Viena, que constituyó la Santa Alianza inmediatamente después de la caída de
Napoleón Bonaparte. El Zarato fue en buena parte sucesor del Gran Ducado de
Varsovia, instaurado por Napoleón en 1908 para restablecer el Estado polaco,
siempre partido y repartido. Aplastado militarmente el levantamiento polaco de
1830, el país fue integrado al imperio ruso hasta 1915, cuando quedó en manos
de Alemania durante la Gran Guerra.
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