lunes, 5 de diciembre de 2016

The Theatre Group o “la revolución de la dramaturgia" en Estados Unidos


Por Ricardo Lusso


Era el comienzo de la década más convulsiva, conflictiva y de ascenso de luchas obreras en Estados Unidos. En ese contexto un grupo de directores, actores y actrices, se introducirían en la “aventura” de revolucionar el teatro estadounidense. The Theatrer Group (1931-1941) fue creado a partir de ideas y reuniones de Harold Clurman; Cheryl Crawford y Lee Strasberg, junto a un equipo de 28 actores.
Durante la gran crisis de 1930 la economía capitalista se derrumba frente a la “prosperidad” de los años ´20 en los Estados Unidos. Durante toda esa década  el desempleo afectaba, en promedio, al 25 por ciento de la población, unos 30 millones de trabajadores. Otros 6 millones se encontraban directamente fuera del sistema económico.  En respuesta a esa situación surgieron organizaciones de desocupados que emprendieron una tenaz lucha contra la pérdida de empleos y los desalojos de viviendas. Las huelgas recorrían las fábricas y conmocionaban la situación política y social de los Estados Unidos.
El Partido Comunista y el Partido Socialista, junto a organizaciones troskistas de aquella época, tenían una amplia presencia en los sindicatos y agrupaban cientos de miles de trabajadores ocupados y desocupados. La magnitud de esta presencia se puede apreciar en que, por ejemplo, por iniciativa del Comunist Party, el 6 de marzo de 1930 en todo Estados Unidos se movilizaron alrededor de 1 millón de desocupados. Huelgas victoriosas se desarrollaron a lo largo y ancho de los 50 Estados de la Unión.
Sin lugar a dudas el entorno social y político convulsionado tocó, de una manera u otra, a los fundadores del The Theater Group que se propusieron cambiar rotundamente la forma y estilo de producir teatro hasta ese momento. “El grupo apuntaba a cultivar al individuo a través de una disciplina colectiva y un acercamiento colectivo a los problemas del individuo” decía Clurman en 1945 en su libro Los fervientes años. Pero aún más lejos pretendían llegar los directores del grupo: “Cambiar lo que se estaba viendo en teatro hasta ese momento”. Se referían a la estética naturalista, predominante desde finales del siglo XIX hasta mediados de los años ´20 en las presentaciones teatrales estadounidenses.
El grupo comenzó a tomar forma en el verano de 1931. En las primeras reuniones participaron Clurman y Crawford, y luego se incorporó Lee Strasberg. Este último tomó la tarea de seleccionar los actores. Durante los diez años de vida del grupo llevaron al escenario más de veinte obras. Clurman y Stella Adler (actriz, productora, y amiga de los fundadores) viajaron a Rusia en esos años a estudiar lo que llamarían “el método” de Konstantin Stanislavsky.
Ellos tuvieron el mérito de introducir el método teatral que trascendería hasta más allá de la existencia del grupo y marcaría generaciones enteras de actores de renombre internacional: Marlon Brando, Robert De Niro, Al Pacino,  entre otros que aprendieron en academias actorales “herederas” del maestro ruso.
Pero volvamos al año de gestación. Con muchos esfuerzos económicos y financieros, el grupo se constituye en 1931. Los actores y sus familias se instalaron en las afueras de Nueva York. En la casa Connelly, en la apacible Connecticut.  Allí construirían una rutina de entrenamiento diario: desayunaban juntos, asistían a una clase dada por Stranberg, almorzaban, charlas por la tarde sobre el teatro a desarrollar, cena y a dormir. En su mayoría los actores “originales” del grupo estaban influidos por ideas de izquierda y tenían acuerdo con las nuevas propuestas metodológicas de los directores.
Al regresar a Nueva York asumieron el desafío de emprender las primeras puestas en escena. El 23 de setiembre de 1931 se estrena a sala llena, en el Teatro Martin Beck,  en la calle 302 W. 45th St. de Nueva York, la obra El juego de la Casa Connelly. La expectativa era grande, el público acompañó el nuevo juego teatral y la crítica los aplaudió. La audaz apuesta del teatro independiente surgía al calor de las luchas políticas y sociales de principios de los años ´30.
Luego vino 1931. Fue el primer golpe: solo duró en cartel nueve días. La prensa neoyorquina los hizo añicos con la crítica. A pesar del traspié, el grupo ganaba un nuevo público entre sus seguidores, con orientación a las preocupaciones por la situación social y política imperante en ese momento.
Al año siguiente, la dureza de la situación económica hizo que  el grupo atravesara uno de los peores momentos. Clurman tuvo que darse un par de chapuzones en la costa oeste, en Hollywood, para recaudar fondos y sostener, literalmente, la vida del equipo teatral que estaba organizando: “Para que no murieran de hambre”, diría.
Entre el elenco se encontraba un tímido actor, que no sobresalía en las presentaciones. Se trataba de Clifford Odest, quien, después de un tiempo, comenzó a hablar con Clurman y a exponerle sus ideas de izquierda (estuvo vinculado con el Partido Comunista). Al principio Clurman desconfió, según lo revela en su libro, sobre la certeza de las obras que escribía Odest.
Nacido en Pennsylvania, había transcurrido su niñez y adolescencia en los barrios neoyorquinos del Bronx. Luego de la experiencia del Group Theatre marchó a California, donde elaboró guiones para películas como None but the Lonely Heart (1944), que dirigió él mismo, y The Sweet Smell of Success (1957), dirigida por Alexander Mackendrick.
Odest, antes de incorporarse al Group Theatre, había formado parte del Theatre Guild, una compañía fundada en 1919 por Elmer Rice (dramaturgo que incorporó temas de interés social en sus obras) para favorecer la difusión del teatro no comercial.
La obra que llevó a la “gloria” al grupo fue Esperando al Zurdo (1935) que convierte al espectador en cuasi protagonista de la trama. Los personajes se distribuyen en un círculo que cubre el escenario y se distribuye entre las butacas, de modo que adquiere forma de coro o “asamblea” donde se  enfatizan las diferentes situaciones. La participación de los espectadores  es clave en el  conflicto que propone la obra: la necesidad de convocar la huelga en repuesta a la intolerable situación social. Los problemas de la vida cotidiana son llevados por la trama hacia conclusiones políticas. La xenofobia, el fascismo, la burocracia sindical, el preludio de una nueva guerra mundial, el chantaje patronal; todas esas cuestiones dan paso, mientras esperan al Zurdo, que no llegará porque ha sido asesinado, a la decisión de seguir luchando. El primer paso, la huelga. El único camino posible.
Aquella realización llevó a que Odest fuera declarado, en 1935, “hombre del año” por la revista Time. Odest se había convertido en un “ídolo” de multitudes. Y varios de sus compañeros y reseñas señalaban que se trataba de un “revolucionario” de la dramaturgia norteamericana.
Sin embargo, Odest sería uno de los pocos dramaturgos que adhirió al proyecto del Federal Theatre, promovido por la administración Roosevelt para relanzar la cultura teatral después de la crisis de los años 30. El dramaturgo seguía así la línea del PC estadounidense, que respaldó las medidas del gobierno, al New Deal. Recordemos que el PC norteamericano apoyaba a la burocracia sindical a la que tanto criticaba Odest en sus obras. Esa fue una de las tantas contradicciones en las que quedó atrapado el brillante dramaturgo.
La fama lo condujo, a finales de los años 30, a Hollywood, y se instalaó en California hasta el final de sus días. A pesar de este salto cuantitativo de su situación económica siguió aportando obras al Theatre Group hasta por lo menos 1940.
El grupo continuó hasta 1941 con sus presentaciones, más de veinte obras en escena. Hasta pudo recorrer varios Estados y logró llegar a la costa oeste. El periplo fue agitado, varios de los actores originales del grupo, por necesidades económicas, debieron migrar a donde encontraban trabajo, por lo general en la “meca” hollywoodense.
Por otra parte, las diferencias iniciales entre Clurman y Strasberg se fueron acentuando con el tiempo; las dificultades financieras agregadas a las diferentes ideas sobre la interpretación del “método” hizo que a finales de los 30 Clurman decidiera convocar actores de “influencia” a las obras, lo que ofuscó a los “originales” del grupo. Dos de sus fundadores renunciaron: Cheryl Crawford y Lee Strasberg. La debacle se volvió inevitable. En 1941 hicieron su última representación.
Los fundadores del The Group Theater no tenían en ese momento mayor idea de la influencia que habían logrado en esos diez años de existencia para las generaciones futuras de actores y actrices del teatro y el cine norteamericanos. Del teatro naturalista de finales del siglo XIX pasaron a uno comprometido en las formas actorales a partir de una estética colectiva, realista, influidos por la agudización de la lucha de clases en suelo norteamericano.
El derrotero político posterior de varios de los actores y directores, que se consideraron “herederos” del “método” del juego teatral separaron posteriormente el proceso de creación original del proceso político que se vivió décadas después en Estados Unidos. Algunos crearon un gran negocio alrededor del “método” y vaya que les fue bien: son íconos actuales en la formación de actores para la industria artística y cinematográfica de su país.

Otros, por ejemplo, declararon ante el Congreso estadounidense  en la Comisión de Actividades Anti-comunistas creada por el senador Joseph McCarthy. Pero esa etapa de la historia del teatro y cine norteamericano será parte de otras notas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario