viernes, 7 de octubre de 2016

Bufarra, teatro a la parrilla (el recomendado del finde)































Podestá, pueblo perdido de la provincia de Buenos Aires. La comodidad del patio de una casa,  una familia de profesionales, un hijo adoptivo a punto de tomar la comunión. Un asadito para el amigo de infancia y militancia… Un amigo ex convicto, acusado de pedófilo: “¡Bu-fa-rra!” como bien dice la esposa de uno de los protagonistas, médica ella.
Eugenio Soto hace una puesta audaz y de estética realista, que pone en el tapete la descomposición de las relaciones humanas de manera trágica y con toques de humor negro.
La obra apunta a envolver al espectador, a llevarlo a ese pueblo perdido, a ese patio, y a ingresarlo en un clima que, según transcurre la trama, provoca sensaciones logradas.
En ese microcosmos Soto abre el juego a la dicotomía sarmientina “civilización o barbarie”, reseñada en El Matadero, de Esteban Echeverría; en La refalosa, de Hilario Ascasubi o La fiesta del monstruo, de Borges y Bioy Casares.  Y podemos encontrar esa contradicción en muchísimas obras literarias de distintos momentos de la literatura Argentina. El mismo Sarmiento, en su Recuerdos de provincia  ve en el asado y en quienes lo preparan a “hacedores de comida de vagos y mal entretenidos”. Esas son algunas de las fuentes que utiliza Soto de guía para construir una obra sin desperdicio.
Con las muy buenas actuaciones de Facundo Cardosi (Silvio Marconi, ex presidiario y presentador) y Martín Mir, el agasajador Vicente, el amigo incondicional, gerente de un banco, ex militantes ambos. En esos personajes, el director busca indicios para mostrar qué pasó con los “derrotados” de los 70. Leilén Araudo  es Susana, compañera médica de Vicente, que le otorgará la cuota civilizatoria al combate contra el abuso y el desquicio del machismo sórdido de los dos amigos. El hijo adoptivo (Leo Espíndola) también pondrá su lógica a tantas incongruencias. Junto ellos el carnicero, el quinto elemento, “el que tiene códigos”, interpretado por Darío Pianelli. Entre todos construyen un juego que estéticamente es poco visto en el teatro porteño y que disfrutarán. Además, como parte de la obra, los espectadores disfrutan de un asado mientras se encuentran con lo endeble, contradictorio y violento de las relaciones humanas.

Se suspende por lluvia, obra al aire libre
En Espacio Polonia, Fitz Roy 1477, CABA
Domingos 21.30 y lunes 20.30


Ricardo Lusso

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