martes, 4 de octubre de 2016

La mentira del tiempo y sus partes.

Que el tiempo es una mentira, ya todos lo sabemos. Alejandro Guerrero juega con esa mentira con la seriedad de un niño. Pedazos de tiempo, su nuevo libro, es un puente tras otro entre las cartas que eligen ser mostradas. Su posición política, sus fantasmas amigables, el detalle verosímil del periodista engaña con elegancia en la literatura. La imagen delicada del poeta embellece cada investigación y denuncia.
Los puentes de Alejandro son espaciales, no solo temporales. Nos encontramos en Buenos Aires de principio de siglo XX, la Semana Roja se entrelaza con una aeronauta asesinada en el río, una de las historias con mayor contenido poético del libro. La historia implacable y documentada de la responsabilidad del Estado en los femicidios.
Y una se encuentra allí, preguntándose qué habrá ocurrido con la pobrecita Ofelia, con el caminito que deben recorrer todos los niños huérfanos a puñaladas.
El boxeo, otra pasión de Alejandro al límite con la literatura, hace bien su ejercicio furibundo en los relatos. La política, el negocio, el orgullo, las pasiones, todo el universo de un ring descripto con suave crudeza, con delicada observación. Sin embellecimientos, sin juicios.
Luego, la poesía y los relatos periodísticos y políticos hacen de este libro un completo ejercicio del punto del mundo desde donde mira un hombre el mundo. Sin tiempo ni pedazos. Atemporal y por completo.

María Negro

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