viernes, 4 de noviembre de 2016

Fútbol: guerra de mafias



Por Alejandro Guerrero



Este sábado, River y Estudiantes de La Plata, puntero del torneo, debían jugar a las 20 horas en el estadio de Huracán, porque el Monumental estará ocupado con el recital de Guns N’ Roses. Sin embargo, el horario del partido, aun en contra de las necesidades comerciales de la televisión, se adelantó para las 16, un horario insólito para el partido más importante de la fecha. El cambio fue impuesto por la barra brava de River, Los Borrachos del Tablón, porque los mafiosos que la integran tienen que llegar a tiempo para realizar sus negocios en el recital, a saber: la venta de 3.000 entradas cedidas por los organizadores, por supuesto bajo extorsión, más la distribución de “trapitos” y otras yerbas en los alrededores. Los Borrachos tendrán también dos molinetes libres, manejados por ellos. Como se ve, el fútbol argentino está conducido por organizaciones delictivas en todos sus niveles.
El gobierno nacional, entretanto, por intermedio de una marioneta como Armando Pérez, ha transformado la “comisión regularizadora” que tiene intervenida la AFA en una fuerza de ocupación. Y lo hace por cuenta de esa suerte de “mini-Davos” futbolístico que se propone instaurar un régimen de sociedades anónimas en los clubes y entregarle el negocio de los derechos de televisión a grandes pulpos internacionales como, por ejemplo, el de Ted Turner (Imagen Satelital SA en la Argentina). A tal punto es así que, ante la rebelión de los clubes, el ítalo colombiano Primo Corvaro envió una nota para advertir que aquella comisión es la única autoridad reconocida del fútbol argentino.
Así, con el único respaldo del propio Pérez y de Daniel Angelici, avanza con chantajes y presiones sobre casi toda la dirigencia del fútbol argentino. Parece un objetivo de cumplimiento imposible; sin embargo, tiene su mejor carta en la corrupción y desintegración de esos dirigentes y en el estado de quiebra de la mayoría de los clubes. “Me pasé la vida apretando gente y ahora estos me aprietan a mí”: la sorna de Hugo Moyano, el burócrata que saltó de la CGT a la presidencia de Independiente con ambiciones de conducir la AFA, es bien gráfica. El fútbol ha quedado en el medio de una lucha entre mafiosos.
En esa pugna el gobierno atacó con la AFIP: denunció penalmente a dirigentes de nueve clubes y anunció que se suprimirá el régimen ordenado por el decreto 1212, de 2003, dictado por la presidencia de Eduardo Duhalde. Ese decreto dispone que los clubes paguen cargas sociales del 7 por ciento en vez del 31 que aportan las empresas. Al mismo tiempo se dejarán de girar los fondos de Fútbol para Todos, que desaparece el 1° de enero. La ofensiva de la Afip llegó apenas un par de días después de una reunión de dirigentes de clubes en un restaurante de Puerto Madero, donde discutieron cómo hacerle frente a la intervención en la AFA. El jueves 3 hubo otra, que discutió un posible lock-out a partir del fin de semana, cosa que finalmente no prosperó por la oposición de River y Boca.
La Afip logró unir lo que antes estaba disperso: quedó Angelici de un lado y el resto del otro, y el titular de Boca hace frente a una oposición creciente dentro de su propio club. Ahora, según La Nación (2/11) Angelici busca puentes para romper su aislamiento y habría logrado un principio de acuerdo con el titular de River, Rodolfo D’Onofrio. Entretanto, un viejo lobista y operador como Cherquis Bialo, ex secretario de prensa de la AFA en tiempos de Julio Grondona y echado por Pérez, cuenta en Infobae (31/10) que una reunión en San Juan entre dirigentes del Nacional B, la B Metropolitana y el Consejo Federal acordó exigir la salida de Pérez. Los allí reunidos desempolvaron la candidatura de Marcelo Tinelli a la presidencia de la Asociación. El conductor de ShowMatch, por su lado, se sacó fotos con Pablo Moyano, como para hacer saber de qué lado está ahora.
Por otra parte, como bien recuerda el diario Tiempo Argentino en su edición del domingo 30 de octubre, funcionarios del gobierno (Macri el primero cuando fue presidente de Boca) están incursos en los mismos delitos que denuncian, o peores.
Por ejemplo, el jefe de los espías, Gustavo Arribas, era titular en la Argentina del grupo empresarial inglés Stellar Group, dedicado a cometer estafas con pases de jugadores de fútbol. Por recordar sólo un caso, Jonathan Calleri, ex Boca, fue transferido en 2015, por 12 millones de dólares… a Deportivo Maldonado, de la segunda división uruguaya. Calleri viajó a Montevideo, firmó el contrato y se volvió a Buenos Aires. Jamás se puso la camiseta de Maldonado ni conoció la cancha. Ese club, una sociedad anónima (en Uruguay ya rige ese sistema: en materia de entreguismo el Frente Amplio es vanguardia), pertenece precisamente a Stellar Group. Calleri ahora juega a préstamo en el West Ham, de la Premier League inglesa. Con esas maniobras evaden impuestos y estafan incluso al club vendedor. Ése es Angelici, la espada de Macri en el fútbol.
Por su lado, D’Onofrio declara que las sociedades anónimas destruirán la infraestructura social y deportiva de los clubes. No la destruirán, sólo la volverán más inaccesible de lo que es ahora para la población trabajadora, que no puede pagar las altas cuotas cobradas por los grandes clubes para usar esa infraestructura. Con las sociedades anónimas quedarán vinculadas únicamente con el lucro empresarial. Los clubes chicos, librados a su suerte en el mercado, sucumbirán inevitablemente. Macri, conviene recordar, insiste con esas sociedades desde 1999, cuando era presidente de Boca y las propuso por primera vez.
D’Onofrio, Moyano, Matías Lammens y Tinelli o Víctor Blanco, no defenderán al fútbol y ni siquiera a sus clubes, porque sólo defienden sus propios intereses de empresarios y de camarillas. Los clubes están gobernados por agrupamientos mafiosos de barrabravas, burócratas sindicales y grandes capitalistas, como Macri y Angelici. La ofensiva gubernamental podrá ser detenida sólo por los únicos interesados en salvar al deporte: los socios y simpatizantes de los clubes, organizados contra la colonización del fútbol.

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