viernes, 25 de noviembre de 2016

Poema de amor para los guerreros

Poema de amor para los guerreros






Por Fudi Cosmigonon



La avenida que cruza Buenos Aires de punta a punta, es el escenario. Ahí están ellos una vez más, sentados en el escalón de la vereda con un mate que pasa de mano en mano; algunos en la plaza de enfrente discutiendo, debatiendo otros esperando a los que vendrán, esos que llegan tarde, que quizás se encuentren aún cargando sus mochilas de ilusiones. También se sabe de aquellos que se incorporarán más adelante en la caminata; y de algunos otros que lo harán más adelante en el tiempo. Pero ahí están los que son, los que pueden y como pueden; con el corazón latiendo al compás de los bombos que empezaron a sonar. Conocidos y desconocidos se miran, se reconocen, se entienden y se juntan en medio de la avenida; de repente parecen miles, millones, caminando y cantando. Algunos sonríen, otros lloran, todos sienten. La banderas se alzan, rezan nombres, frases, fotos. Están los tímidos que se quedan atrás... Son los que logran el equilibrio perfecto con los de adelante; los que llevan la bandera roja con letras inmensas, los que gritan, los que tienen los pies cansados y viejos, pero la cabeza cada día más lúcida y más joven. Caminan un par de cuadras, cada uno va encontrando su lugar, acoplándose al ritmo, entendiendo la forma. Buenos Aires parece silenciosa, sólo se escuchan entre ellos. La gente que camina por la vereda en dirección opuesta los mira, los inspecciona, intenta leer las banderas, sus mochilas, sus remeras, sus mentes... Los bombos se silencian y ya nadie aplaude, ahora la única música son sus pasos firmes y coordinados sobre el asfalto como la danza de un ejército rojo. Una mujer que camina con la mirada perdida, despega sus labios, toma el megáfono y con la garganta colmada de lágrimas, grita lo último que puede rompiendo para siempre el silencio: Justicia!

No hay comentarios:

Publicar un comentario